
EL ENOLOGO DEL CAFE (JUANPABLO VILLOTA)
Con el título ‘El enólogo del café’, se destaca su certificación como Q Grader, entregado por Quality Institute por su conocimiento y experiencia de catador de la bebida, competencias en las que reside el éxito de la firma que se ha orientado al posicionamiento en varios mercados como productora de café súper premium en una movida contraria al modelo tradicional en el que se prioriza el volumen de ventas sobre la calidad.
“Decidimos como familia Villota Leyva incursionar en este mercado luego de cerca de 30 años de cultivar café en la finca San Alberto, del municipio de Buenavista. Una vez estaba con mi familia en un restaurante muy reconocido y pedí un café. Al probarlo me di cuenta de su mal sabor, y al preguntarle al mesero qué café era, me respondió que provenía del Quindío y que ese era el sabor del grano del departamento, lo que después me comprobó al mostrarme el empaque, que contenía un sticker que así lo garantizaba”.
Movido por el interés de mostrarle al mundo el verdadero valor del producto de la región e inspirado por la cultura de los viñedos franceses, italianos o chilenos, Villota encabezó la creación de una marca súper Premium en la que la bebida se convierta en un producto aspiracional.
“No compramos grano de diferentes lugares para hacer mezclas, nuestra producción total proviene de la finca, y pasa por un proceso denominado quíntuple selección, que se compone de varias etapas que incluyen la selección de los mejores frutos, la recolección en el momento preciso de maduración y la selección del mejor tamaño y sabor”.
El estricto control de calidad que se desarrolla sirve como sustento de calidad y trazabilidad, que ya ha logrado una diferencia considerable de precio: de $7 mil por libra en marcas tradicionales, a $34 mil la de San Alberto.
El enfoque lleva a que el negocio cambie sustancialmente. A diferencia de empresas dedicadas a la producción en masa, que se ven obligadas en ocasiones a completar su volumen con grano de diferentes proveedores, en el momento en el que el volumen producido es bajo, se deja de exportar y se centra la comercialización en el país.
“Así como nos esforzamos por ofrecer un producto de primera calidad, nos interesa también acompañar a nuestros clientes, que son los responsables de preparar la taza. Por eso constantemente los visitamos y les sugerimos las mejores prácticas”.
Este cuidado ha llevado a que se abran mercados en distinguidos hoteles y restaurantes de todo el país, así como con importadores de países como Chile y Corea del Sur, además de las ventas que se realizan en su punto de venta ubicado en la finca.
“Se nos presenta un reto aún mayor que el de otras regiones porque creemos que sabemos todo acerca del café por nuestra vocación productiva, pero debemos hacerla respetar ante las grandes empresas que no les importa hacer mezclas con nuestro producto y evitar que pase lo que viví en Bogotá hace años”, concluyó el empresario Quindiano.
Con el título ‘El enólogo del café’, se destaca su certificación como Q Grader, entregado por Quality Institute por su conocimiento y experiencia de catador de la bebida, competencias en las que reside el éxito de la firma que se ha orientado al posicionamiento en varios mercados como productora de café súper premium en una movida contraria al modelo tradicional en el que se prioriza el volumen de ventas sobre la calidad.
“Decidimos como familia Villota Leyva incursionar en este mercado luego de cerca de 30 años de cultivar café en la finca San Alberto, del municipio de Buenavista. Una vez estaba con mi familia en un restaurante muy reconocido y pedí un café. Al probarlo me di cuenta de su mal sabor, y al preguntarle al mesero qué café era, me respondió que provenía del Quindío y que ese era el sabor del grano del departamento, lo que después me comprobó al mostrarme el empaque, que contenía un sticker que así lo garantizaba”.
Movido por el interés de mostrarle al mundo el verdadero valor del producto de la región e inspirado por la cultura de los viñedos franceses, italianos o chilenos, Villota encabezó la creación de una marca súper Premium en la que la bebida se convierta en un producto aspiracional.
“No compramos grano de diferentes lugares para hacer mezclas, nuestra producción total proviene de la finca, y pasa por un proceso denominado quíntuple selección, que se compone de varias etapas que incluyen la selección de los mejores frutos, la recolección en el momento preciso de maduración y la selección del mejor tamaño y sabor”.
El estricto control de calidad que se desarrolla sirve como sustento de calidad y trazabilidad, que ya ha logrado una diferencia considerable de precio: de $7 mil por libra en marcas tradicionales, a $34 mil la de San Alberto.
El enfoque lleva a que el negocio cambie sustancialmente. A diferencia de empresas dedicadas a la producción en masa, que se ven obligadas en ocasiones a completar su volumen con grano de diferentes proveedores, en el momento en el que el volumen producido es bajo, se deja de exportar y se centra la comercialización en el país.
“Así como nos esforzamos por ofrecer un producto de primera calidad, nos interesa también acompañar a nuestros clientes, que son los responsables de preparar la taza. Por eso constantemente los visitamos y les sugerimos las mejores prácticas”.
Este cuidado ha llevado a que se abran mercados en distinguidos hoteles y restaurantes de todo el país, así como con importadores de países como Chile y Corea del Sur, además de las ventas que se realizan en su punto de venta ubicado en la finca.
“Se nos presenta un reto aún mayor que el de otras regiones porque creemos que sabemos todo acerca del café por nuestra vocación productiva, pero debemos hacerla respetar ante las grandes empresas que no les importa hacer mezclas con nuestro producto y evitar que pase lo que viví en Bogotá hace años”, concluyó el empresario Quindiano.
Don Diego Salazar Peláez, respetado empresario Quindiano,
viajó la semana pasada a Bogotá para asistir a la corrida de toros en la plaza
Santamaría.
Don
Diego Salazar Peláez, respetado empresario Quindiano, viajó la semana pasada a
Bogotá para asistir a la corrida de toros en la plaza Santamaría.
El
viernes en la noche, el empresario - miembro de la Gran Logia Masona de Cali-
cenaba con su esposa en el 5 piso del club El Nogal.
Un
ruido muy fuerte antecedió a una especie de terremoto que sacudió con fuerza
las 35 mil toneladas de hierro y concreto del edificio y lanzó a don Diego
contra el piso, donde su cuerpo recibió todo tipo de escombros.
Una
nube de polvo y el olor a un humo espeso invadió el lugar.
Malherido,
el empresario buscó a su esposa, pero antes de dar con ella se topó con un
pequeño, aturdido por la explosión. Con su ropa, don Diego lo ató a su cintura
y empezó a buscar la salida.
Ambos
llegaron vivos a la calle, pero el empresario de 63 años de edad- que nunca
supo el nombre del niño- no soportó los golpes y traumatismos y el lunes murió
en una cama de la clínica Shaio. Ayer fue sepultado.
En
ese mismo nivel del club Enrique Moanack - ejecutivo de la Fiduprevisora- y al
menos 60 personas más, le huían a una grieta que sea abría a sus pies y que
acabó comiéndose parte del piso.
Era
una especie de culebra que se nos acercaba. A su paso levantó tabletas,
listones de madera, todo .
En
el momento del impacto, Moanack se tomaba un salpicón en la cafetería y a su
alrededor permanecían en toallas, batas y chancletas los socios que salieron de
las dos cámaras de turcos y jacuzzis para ver el noticiero. Otros, que estaban
en el 6 y 7 piso - en la sección de pesas y ejercicios cardiovasculares-
estaban en las duchas- 15 en total- y algunos a la barbería.
A
pesar de que la gente intentó mantener la calma, esta se perdió cuando alguien
gritó que un boquete, en el centro de la taberna Saint Andrew s, se había
tragado a varios socios y empleados.
Por
ese hoyo gigantesco cayó mucha gente. La tierra y el humo los atrapó , recuerda
el congresista Milton Rodríguez, que estaba a un costado de la taberna.
También
en el 5 piso- el que mayor destrucción registró- el ingeniero civil José Elí
Arango tomaba café con el abogado Ernesto Lucena: La estructura podía colapsar,
por eso, fuimos hacia las escaleras, la parte más segura de los edificios y
salimos por una puerta de servicio , recuerda Arango.
Tras
avisar a sus familias de que se encontraban bien, ambos empezaron a evacuar
gente y a pedir ayuda a los vecinos del club para cubrir los cuerpos
semidesnudos de socios que se estaban congelando. Nos dieron hasta un edredón
me aterró la colaboración, dice Arango.
El
cumpleaños.
En
el séptimo piso sonaba la canción Anoche hablamos de amor. Era la segunda en la
lista del disjockey del bar Otraparte, Sergio Tobón. Cuando se iniciaba la melodía
y las 18 parejas presentes salían a bailar, la explosión dejó el lugar en
tinieblas.
La
puerta del bar, que colindaba con el bar Lunch voló en pedazos.
Calma,
por favor, parece que fue una explosión... los vamos a evacuar , dijo Tobón a
los 14 amigos que compartían la mesa más grande, a la pareja de abuelos de la
mesa contigua y a los enamorados que acaban de llegar.
En
menos de cinco minutos, dos guardias de seguridad los auxiliaron y con linterna
en mano los evacuaron por la puerta de empleados que sale a la carrera quinta.
Paralelamente,
en el nivel 8, la abogada Estella Alzate, con un traje negro a media pierna y
zapatillas muy altas, brindaba con vodka por el cumpleaños de su amiga Elena
Reina.
Allí,
en el Gran Salón había cerca de 100 invitados, incluido el comisionado de
televisión y ex ministro Jaime Niño Díez.
Yo
no quería morirme y nadie tiene por qué escoger cuándo debo hacerlo. Por eso
decidimos salir por nuestros medios por la escalera de la cocina, a tientas y
ahogados por el humo, dice Alzate.
Niño
Diez animaba al esposo de Alzate a seguir adelante y gracias a eso alcanzaron
la calle pasadas las 8 y 30 de la noche: No desfallezca, no retroceda, no pare
Carlos , repetía Niño quien recuerda haber visto en ese recorrido tres
cadáveres calcinados.
Las
niñas del ballet Solushka que se presentarían en el cumpleaños a las 9 en
punto, trataron de huir por las escaleras principales pero un desconocido las
alertó del peligro. Las escaleras colapsaron segundos después.
Finalmente,
salieron por el sexto piso hacia la carrera 7, con sus mayas roídas y uno que
otro raspón.
El
temor de quienes permanecían en nivel 8 era que la piscina semi olímpica que
estaba sobre sus cabezas- en el nivel 9- se viniera abajo.
Pero
los simulacros de bomba que los empleados habían repetido una y otra vez, desde
que a finales del 2002 se conoció el rumor de que el club era objetivo del
terrorismo, sirvieron. Las 180 personas allí presentes, fueron evacuadas sin
mayores contratiempos.
Cuando
Enrique Moanak buscaba la salida, él y Orlando - colega y amigo, que perteneció
a la Defensa Civil- decidieron quitarse las camisetas, empaparlas de agua en el
baño del lobby del Hotel El Nogal, y entrar al lugar repleto de humo para
ayudar a salvar gente.
Con
lo que pudimos rompimos un par de ventanas blindadas para que la gente
respirara. Luego, agarramos un carrito portamaletas y abrimos a golpes una
puerta, también blindada, recuerda.
Casi
a la salida de la carrera 5, este se encontró a un hombre de cerca de 70 años
que estaba en el sauna: Iba despacio, en toalla y con los pies descalzos
bañados de sangre. Inicialmente se negó a que lo ayudáramos. Aquí voy despacito
, dijo- , pero luego accedió a que lo alzáramos y llegamos a la calle .
Hacia
la medianoche, indocumentado, completamente agotado, con una herida en su
brazo, pero vivo, Moanack llegó a su casa y abrazó a su madre.
u.investigativa@eltiempo.com.co
El café de Colombia llega a Corea
Hace un año Manuel Sabogal, un empresario Quindiano de tradición
cafetera, hizo un quiebre en la forma convencional de comercializar el café de
la Hacienda Colombia, ubicada en Calarcá, de propiedad de su familia
cultivadora y productora del grano por 128 años de manera ininterrumpida.
Ideó la marca Café Inspiración con la que entró hace unos meses al
exigente mercado coreano con 400 cajas de café especial y de origen. Ya ha
realizado tres exportaciones. Fue un proceso juicioso, de creatividad y nada
fácil, dice el empresario, y un primer paso valioso, añade, para darle forma a
un proyecto que busca innovar en comercialización, es decir ir más allá de
un producto en pergamino seco, y conseguir clientes para venderles
valor agregado.
“Es un café especial y hemos tratado de seleccionar con mucho esmero.
Estamos produciendo nuestro café para el mercado de Corea del Sur y de Norte
América y es una experiencia con la que estamos aprendiendo”, agrega.
Sabogal lidera la cuarta generación de una familia dedicada al
café que sabe y ha sentido las inclemencias climáticas de los últimos años, el
vaivén del mercado y el bajón en precios. Es sin duda un sector en
crisis, pero Sabogal se inspiró para buscar alternativas. Dice que hay tantas
oportunidades como la creatividad permita.
“Hace 1o años decidimos fortalecer la finca hotel Hacienda Colombia y
hemos desarrollado el concepto de Café Inspiración como producto terminado en
tres presentaciones y ahora la estamos desarrollando una nueva experiencia
turística que es una vivencia, alrededor del grano, llamada Colombia
Inspiración”, señala.
Hacienda Colombia está certificada con Rainforest y UTZ y un
punto clave en esa internacionalización fue la participación en una feria
especializada en Seúl, Café Show, promovida por Proexport, que le abrió
posibilidades de hacer contactos y negocios.
Café y turismo un matrimonio ideal
El café de Hacienda Colombia, dice Manuel Sabogal, quien está al frente
del negocio, tiene notas de frutos rojos, chocolate amargo, acidez brillante y
un complejo aromático traducido en un final balanceado. Estas características
acompañan el desarrollo de Colombia Inspiración, un producto turístico que
estará abierto al público a mediados de marzo. “Con él se pretende que el visitante
se convierta en una escultor de su propia taza de café. Es un proceso guiado en
el que se entiende a profundidad los secretos de la naturaleza expresados
a través del café”, dijo.
La opinión
Eduardo Sánchez
Director Proexport Triángulo del Café
La participación en ferias nacionales e internacionales es un punto
clave para conseguir contactos y lograr POTENCIALES negocios”
LA EMPRESA
IBG IVAN BOTERO GOMEZ, nace en
Noviembre de 1.966 en Armenia -Quindío con el fin de mejorar la calidad de vida
de los hogares colombianos mediante la comercialización de artículos para el
hogar.
En 1.974 la empresa se inicia
en la industria del mueble y se convierte en uno de los primeros productores
de muebles del país. En 1.988 se amplía el portafolio de productos,
presentando primero neveras con marca IBG, a lo que le siguen estufas,
lavadoras y colchones con marca propia.
IBG Iván Botero Gómez ha
contado siempre con el apoyo incondicional de sus proveedores, dentro de los
cuales figuran las mejores marcas de Colombia y el mundo como Samsung, LG,
Sony, Mabe, Whirlpool, Haceb entre otras.
Más de 40 años de tradición en
el mercado colombiano hacen que IBG Iván Botero Gómez sea conocida entre las
1000 empresas más importantes de Colombia según la Revista Dinero.
|
Sus Objetivos
·
Seguimos siendo fieles a nuestro
objetivo de mejorar la calidad de vida de los hogares colombianos.
·
Dar trabajo para contribuir con
la paz y desarrollo de Colombia.
·
Prestar la mejor atención al
cliente.
·
Llegar a los rincones más apartados
de la geografía colombiana.
·
Llegar a los Colombianos en todo
el mundo, para que puedan ayudar a sus familiares en Colombia.
·
Ser eficientes en nuestras
entregas sin dejar al lado la calidad de nuestros servicios.
·
Vender a los mejores precios, con
garantía en todos nuestros productos y respaldo técnico y humano.
Las exportaciones de café hacía Corea trae grandes beneficios no solo para el país si no para nuestra región, es una gran alternativa que ayuda a mitigar la gran problemática de los agricultores cafeteros en el país, es muy buena esta noticia, pues gracias a estos procesos nos podemos sentir orgullosos de nuestra región.
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